miércoles, 13 de febrero de 2013
Antioquia
Entre los grupos que integran el mosaico humano de Colombia quizás el más caracterizado o diferenciado es el pueblo antioqueño. Su particular cultura ha hecho que se tejan muchas especulaciones acerca de su origen.
Históricamente los antioqueños proceden del indígena, el español y el negro. Luis López de Mesa decía: “La región antioqueña… étnicamente debiera clasificarse como… ibero-afroamericana”. Los estudios genéticos recientes han comprobado la información de los historiadores: como no había casi mujeres españoles, el grupo antioqueño recibió su herencia femenina de los indígenas, mientras que los españoles representan más o menos las dos terceras partes del aporte masculino, los indígenas entre el 25 y el 30% y los africanos entre el 5 y el 15%.[5]
Aunque el número de indígenas de la provincia de Antioquia era elevado, probablemente de más de un millón de personas para 1500, se redujo rápidamente, y para 1560 no superaba los 100.000. Esta drástica disminución fue causada por el enfrentamiento a la conquista española y sobre todo por el impacto de las enfermedades europeas.
La colonización antioqueña
Desde sus inicios, Antioquia fue una región aislada geográficamente, y este aislamiento continuó durante el período colonial y los subsiguientes. El aislamiento propició que su desarrollo económico y social tuviese notables diferencias con relación al resto del país. Durante sus épocas tempranas de desarrollo, su principal modo de integración lo constituiría, además de la arriería, el ferrocarril.
Puesto que inicialmente las tierras habitadas de Antioquia no eran las más aptas para la agricultura, la principal actividad económica de los antioqueños fue la minería del oro. Por otra parte, inicialmente las mejores tierras de Antioquia fueron propiedad de unas pocas familias que las mantenían sin explotar. A finales del siglo XVIII, se presentó una baja en la producción de oro, al tiempo que las tierras disponibles no eran suficientes para satisfacer las necesidades de la población, todo lo cual configuró una crisis local. Pero esta situación cambiaría después de la colonización antioqueña.
Se inició entonces la migración de muchos paisas hacia el sur de la provincia de Antioquia, y se realizaron los primeros asentamientos de colonos en otras vastas regiones inexplotadas, y fue entonces cuando las tierras pasaron a ser posesión de miles de familias paisas y dejaron de ser privilegio exclusivo de las clases más favorecidas.
Lo que Parsons llama "colonización antioqueña moderna" se desarrolló básicamente en los territorios de los departamentos de Antioquia, Caldas, Risaralda, Quindío, Valle del Cauca y Tolima. Además, con menor énfasis, se dirigió hacia los departamentos del Chocó, Córdoba y otros sectores más lejanos: Casanare, Meta, Caquetá y Putumayo.
Fuera de las poblaciones fundadas dentro de su propio territorio, una lista parcial de las fundaciones antioqueñas hacia el sur, durante la colonización, es la siguiente: Sonsón y Abejorral (1787 - 1789), Aguadas (1814), Pácora (1824), Salamina (1825), Fredonia (1830), Caramanta (1835), Neira y Salento (1843), Santa Rosa de Cabal (1844), Manizales (184, Fresno (1856), Líbano y Manzanares (1860), Pereira (1863), Jardín (1865), Santo Domingo (Herveo) (1866), Ansermanuevo (1872), Filandia (187, Pueblo Rico (1884), Calarcá y Quinchía (1886), Armenia y Circasia (1889), Mocatán (1890), Montenegro (1892), Sevilla (1903) y Caicedonia (1905).
De esta lista parcial, se destacan las ciudades de Manizales, Pereira y Armenia, cuyo mayor desarrollo las convirtió, pasado el tiempo, en capitales departamentales. Muchas de ellas, y varias de las otras ciudades colonizadas, constituyen el denominado Eje Cafetero, región que se convirtió en una de las bases económicas más importantes de la historia de Colombia.
La colonización antioqueña se intensificó a partir de la década de 1870. Durante la segunda mitad del siglo XIX fueron fundadas por los colonos numerosas poblaciones nuevas.
El proceso de colonización integró a la economía del país miles de hectáreas de tierra que durante siglos habían permanecido inexplotadas y despobladas.
El café fue el producto preferido por los colonos, y su producción llegó a convertirse, en las primeras décadas del siglo XX, en la base de la economía nacional. La forma como fueron colonizados estos territorios se fue en contravía de los terratenientes y de la propiedad territorial latifundista de "altas" familias destilada, por ejemplo, en Bogotá. La colonización antioqueña fue llevada a cabo primordialmente por familias del común que no tenían capacidad para pagar mano de obra, sino que más bien utilizaban la mano de obra familiar para explotar las tierras colonizadas.
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